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Baja California

Empresa «rebana» cerro y deja casa en «voladero»; planea edificio de 6 pisos

Por: Mireya Cuéllar

Tijuana, 7 de febrero.- Evarista García -Eva para sus vecinas- es una viuda de 78 años que mientras pudo trabajar, tuvo “una estética”. Desde hace 36 vive en el número 527 de la calle Jícama, en el fraccionamiento Villa Floresta. En los últimos días vio con impotencia cómo una empresa constructora deshizo con maquinaria pesada el cerro que sostiene su casa.

Dio aviso a Protección Civil y a la Secretaría de Desarrollo Territorial, Urbano y Ambiental del ayuntamiento de Tijuana, pero nadie detuvo la remoción del cerro que “Aritochi, Desarrollos Inmobiliarios”, empezó el jueves de la semana pasada y terminó este lunes. En el terreno aplanado pretende levantar un edificio de seis pisos.

A Eva le tiemblan la voz y las manos cuando dice; “lo que tengo ahora junto a mi casa es un ‘voladero’ de cinco metros de alto, se quedaron (en la excavación) a menos de un metro de los cimientos de mi casa”, cualquier movimiento más la va a fracturar o tirar.

Tijuana es una ciudad asentada sobre un suelo escarpado que se desmorona con facilidad. Lo saben el centenar de familias que se quedaron sin hogar un 2 de febrero de 2018, días después de que la constructora Grupo Melo rebanó, literalmente, el cerro que daba soporte a sus viviendas.

Sospecha que el incendio no fue casualidad

A Eva le preocupa que le ocurra lo mismo “porque nadie en Tijuana se hace responsable por los daños que causan las constructoras, no hay autoridad que las sancione.

¿Quién va a restituir el talud para que mi casa no se caiga? ¿De verdad tienen permiso para construir un edificio de seis pisos en un ‘terreno no utilizable’ (así se catalogó cuando se hizo el fraccionamiento)”.

Los primeros indicios de que “algo” pretendían hacer en el cerro contiguo los tuvo Eva en enero de 2021. Narró que llegaron unos ingenieros a ver el terreno y empezaron a remover la tierra. Le dijeron que estaban haciendo un estudio de mecánica de suelo.

En ese momento ella solo se preocupó por los magueyes y las palmas que había sembrado a lo largo de los años, buscando que las raíces mantuvieran la tierra en su sitio.

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Meses después hubo un incendio en el terreno y la vegetación se perdió. Hoy sospecha que no fue casualidad. En enero de 2022 regresaron “los ingenieros” y cuando ella levantó el reporte de que una máquina estaba removiendo tierra, le respondió Administración Urbana con el oficio AE-AC-015/22  que “esta dirección hace de su conocimiento que el procedimiento para la realización de un estudio de mecánica de suelos no requiere una licencia de movimiento de tierra o de construcción”.

Presionan para hacerla vender

El oficio hace constar que compareció ante el Departamento de Edificación del ayuntamiento “González Claudia Liliana”, quien dijo ser representante de la obra ubicada en el bulevar de Las Fuentes número 16501, fraccionamiento Villa Floresta (la dirección del cerro).

A Eva el nombre de Claudia González le brincó cuando a mediados del año pasado una mujer que dijo llamarse así y ser ingeniera, tocó la puerta de su casa para decirle que tenía interés en comprarla. La propietaria quiso saber más y Claudia le informó que representaba a una constructora, pretendían construir un edificio y ya habían realizado un avalúo de su casa.

Le pagarían un millón 800 mil pesos por ella. Eva en primera instancia respondió que su casa no estaba en venta, pero que si decidía sacarla al mercado pediría 4 millones de pesos. La constructora no aceptó comprarla a ese precio.

Tirar el cerro, dice, es una forma de presionarla para que les venda su casa al precio que ellos quieren, “no hay modo de que hagan un edificio en el espacio que tienen. ¿Donde van a estacionarse, si, según me dijeron, serán dos departamentos por piso?”.

Ahorita el problema es para Eva, luego será para todos

Lupita, vecina de Eva, dice que el problema en este momento es para la mujer de 78 años, pero que después será para todos los que viven en Villa Floresta porque el suelo es inestable y “vamos a tener un efecto dominó”.

Como muchos tijuanenses, Eva llegó muy joven a esta frontera. Platica que nació en Ciudad Hidalgo, Michoacán, mientras toma un trago del té que Lupita le preparó para tranquilizarla. Su mano sigue temblando, así que usa las dos para poder sostener la taza. “Tengo 48 años viviendo en Tijuana, mis cinco hijos crecieron aquí, no quiero que mi casa se caiga”.

El fraccionamiento Villa Floresta fue lotificado por “Inmuebles y Fraccionamientos de Tijuana SA de CV” en los años 80 del siglo pasado. En ese momento, el cerro aparece en el plano como un “terreno no utilizable” recordó Gustavo Necochea, otro de los vecinos fundadores de la colonia. Sin embargo, el terreno le fue embargado al fraccionador por la Secretaría de Hacienda (representado por la administración local de recaudación de Tijuana) en el año 2000.

En 2002, Hacienda lo remató como “Lote de terreno número 41 de la manzana número 13” con 481 metros cuadrados, según la escritura notarial que se entregó a Angélica María González, quien lo adquirió en una subasta.

La propietaria también vive en la zona y se acercó hasta la casa de Eva para reclamar “el escándalo que estás haciendo”. La constructora -le explicó Angélica María a Eva- le dará uno de los 12 departamentos a cambio del terreno.

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