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La caravana se dispersa; INM atenderá a migrantes en el norte del país

Por: Emir Olivares Alonso y Laura Gómez / La Jornada

Ciudad de México, 23 de diciembre.- La caravana migrante llegó a su fin. Tras un acuerdo con el gobierno federal, las más de 500 personas que conformaban el contingente tomaron caminos distintos rumbo al norte del país. La mayoría con un objetivo clavado en el corazón: cruzar a Estados Unidos. Solo desean un trabajo y una mejor vida.

Ayer, tras 10 días de permanecer en la Ciudad de México y semanas de caminar desde Tapachula, Chiapas, los migrantes abordaron 12 autobuses que los llevaron, por separado, a cuatro ciudades norteñas: Chihuahua y Ciudad Juárez, Chihuahua; Hermosillo, Sonora, y Monterrey, Nuevo León, donde continuarán con el trámite de visas humanitarias en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) en esas urbes, con esto se regularizará su situación migratoria en México.

“Hoy comienza un nuevo capítulo, en el que esta caravana se escindirá y disolverá para que cada uno pueda seguir sus sueños individualmente”, dijo ante las decenas de migrantes el organizador del contingente y líder de la organización Pueblo sin Fronteras, Irineo Mujica.

El momento fue emotivo. Los extranjeros se mostraban emocionados, felices y esperanzados. Pero al mismo tiempo era evidente su tristeza por separarse de personas que se convirtieron en sus amigos y cómplices de travesía. Una ruta que iniciaron el 23 de octubre en Tapachula y concluyó, en una primera etapa, ayer en la Casa del Peregrino, en la capital del país, donde llegaron el 12 de diciembre.

“Lloro porque le tomé mucho cariño a mis amigas. Hemos compartido muchas cosas desde que salimos de Tapachula. Me da mucho pesar separarme de ellas, pero nuestro destino es diferente”, relató Irma Flores, ciudadana de Honduras que abordó uno de los autobuses con rumbo a Monterrey, donde pretende trabajar por un tiempo para después cruzar a Estados Unidos.

La disolución de la caravana se dio luego de dos días de negociaciones entre representantes de los migrantes y funcionarios del gobierno federal, atestiguado por personal de las comisiones de derechos humanos nacional (CNDH) y de la Ciudad de México (CDHCDMX) y de organismos de Naciones Unidas. Este consiste en agilizar los procedimientos para la obtención de la visa humanitaria de los 510 migrantes de la caravana.

Para ello, las autoridades dispusieron de autobuses para trasladarlos al norte del país: cuatro a Hermosillo, cinco a Monterrey, uno a Chihuahua y dos a Ciudad Juárez. Llegarán directamente a las sedes en esas ciudades del INM para iniciar con los trámites.

Esto debido a que el Instituto -que inició con los procesos el lunes- había advertido que solo tenía capacidad para resolver 30 procedimientos diarios en su sede de la Ciudad de México, lo que prolongaría la estancia de la caravana y la desesperación de la gente, pues se calculaba concluir a mediados de enero. La Secretaría de Gobernación informó que hasta ayer había entregado 100 visas humanitarias, dando preferencia a núcleos familiares con niños menores de cinco años.

La presidenta de la CDHCDMX informó que a los 510 migrantes se les dará la visa humanitaria, y de ellos, 100 iniciarán su trámite para obtener la residencia permanente pues su deseo es quedarse en México. El resto, aspira llegar allende las fronteras. Entre el total de extranjeros, hay 100 niños y adolescentes. Además, 59, todos ellos haitianos, decidieron quedarse en la Ciudad de México.

En la caravana hay ciudadanos sobre todo de El Salvador, Honduras y Guatemala, y también cubanos, venezolanos, nicaragüenses, colombianos y brasileños.

El peligro los echó de su tierra

Esta nueva etapa les renovó la esperanza tras innumerables penurias que han padecido desde que abandonaron sus países.

Erika, oriunda de El Salvador, dejó su país hace varios meses por el peligro de las pandillas. Desde entonces se fijó un objetivo: Estados Unidos. “Estoy nerviosa porque es la primera vez que subo tan hasta arriba. Voy a cumplir una parte de mi sueño. Quiero trabajar, ganar en dólares para mantener a mi familia. En dos años me veo viviendo un poco mejor”, dijo antes de subir al autobús con rumbo a Ciudad Juárez.

Uno a uno fueron abordando los 12 camiones. Tuvieron que pasar por una estricta revisión. Debían mostrar identificación, no estar intoxicados por alcohol u otras drogas, ni portar algún tipo de arma u otros elementos que pusieran en riesgo a los pasajeros.

En las unidades también viajaron un representante de los organizadores de la caravana, un funcionario del INM y un empleado de la CNDH para garantizar la integridad y seguridad de los migrantes, se informó.

Los migrantes lucían felices y con ánimo, pues cada día se acercan más a su meta.

Tras recorrer miles de kilómetros desde Venezuela, Dixon expresó un único sentimiento al verse tan cerca de su objetivo: “Esperanza”. Tomó un camión hacia Hermosillo y su empeño es “llegar a Estados Unidos para estar muy pronto con mi familia, estable”.

Elizabeth, una hondureña que dejó hace varios meses su país por el temor a las pandillas, lloraba desconsolada antes de subirse al autobús con destino Hermosillo porque se separó de su amiga “a la que e confiaba todo”. Ha viajado sola desde que huyó de Honduras y su compañera se convirtió en familia elegida. “Ella era como mi hermana. Mi sueño es llegar a Estados Unidos, también por eso estoy feliz, porque nos darán la visa humanitaria. para poder viajar tranquilamente”.

Toda su vida en dos maletas

Junto a su pequeña hija de dos años y su esposa, Ángel, joven hondureño de 27 años, relató que hace tres meses dejaron todo atrás, metieron su vida en dos maletas y agarraron camino para el norte. “En nuestro país no hay opciones de vida, la delincuencia y las pandillas son un peligro, no hay alternativas. La opción obligada es salir a buscar refugio en otro país. Sabemos que no es correcto viajar de esta manera (sin documentos) pero nos tocó, no había otra opción”. Esta familia, también optó por ir a Hermosillo.

Antes de abordar los buses, algunos de los migrantes analizaban mapas de la frontera México-Estados Unidos. Delineaban estrategias y calculaban la cercanía de la franja fronteriza a partir de la ciudades a las que llegarían. Esa distancia la ven ya pequeña después de los miles de kilómetros que han recorrido.

Los organizadores del contingente informaron que una vez que los migrantes tengan sus documentos, tendrán que seguir sus caminos por su propia cuenta.

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