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Opinión

Donde Cruzan las Brujas | ¿What´s the T? de Tijuana a Tapachula

Por: Meritxell Calderón Vargas

Pensar en el valor de la vida en estos tiempos debería implicar hablar de bioética, derechos humanos y otras formas de ver y valorar estos “bienes jurídicos protegidos”, porque, para la sociedad y para el Derecho son importantes, por ende, si alguien te impide gozar del derecho a vivir tiene que haber una sanción social para que esto no vuelva a suceder. Lo malo es que el Derecho está diseñado de origen para castigar a las personas más pobres y no necesariamente a las más perversas y malvadas.

Si pusiéramos a votación el derecho a la vida de muchas personas con enfermedades de cualquier tipo, ya sabemos que hay quienes estarían en primera fila como espectadores de esos programas donde ejecutan a tus vecinos para entretenimiento público y te sigues aferrando al cojín del sofá para poder seguir siendo espectador y nunca parte del programa.

Sabemos que no importan las familias de esas personas de las que dejaron sus cabezas en las mesas de votación el 6 de junio en Baja California porque ¿quién los conoce?, ¿a quién le importan?, ¿quién se va a atrever a reclamar esas cabezas?

En Tapachula, esas cabezas ni siquiera llegan a los medios de información; allá las y los migrantes son tratados peor que a muchas vacas, peor que a muchos cochitos y gallinas, mucho peor. No basta conocer las historias de las personas para saber cómo se vive de México para abajo porque con verles las cicatrices en la historia y los brazos te enteras si quieres ver. Las vejaciones a su dignidad y a la humanidad en general aterraría a cualquiera, hay películas de terror que describen un poco esto como la de “Us” de 2019.

Sentada en la avenida Álvaro Obregón de la Colonia Roma de la isla de los derechos humanos y nueva cuna de la derecha/izquierda, se acercó a un amigo filósofo con el que compartía fruta y jugo verde en El Péndulo, una muchachita que dijo tener 13 años. Muchas niñas migrantes se ven mucho menores de lo que son por la desnutrición y hacen bien si se bajan la edad, lo malo es que, para los tratantes entre más chicas, es mejor, nos ha dicho Lydia Cacho, SanJuana Martínez y muchas de esas morras rifadoras que sí tienen datos sobre estos temas. La niña me preguntó que si se podía ir conmigo a Tijuana, le pregunté si sabía qué era trata y me dijo que no.

En un curso de la OIM de cómo detectar a las víctimas de trata nos dijeron que había que preguntarles, así como va, si es o no víctima de trata, quise ser sutil inútilmente, mis genes me lo prohíben; la niña no sabía qué era trata ni dónde está Tamaulipas y por dónde se debe cruzar para llegar a Texas. Le dibujé un mapa y le expliqué, conseguir el nombre de algún espacio donde pudieran refugiarla sin deportarla por venir sola fue difícil, le pude dar la información varios días después. Si no ven a la gente que vive en las calles a los ojos no saben qué le espera al cristal de tu carro, a tus artes de cristales finos y a tu fino rostro, tampoco sabrás a qué huele la humanidad en la tierra hoy.

De Tijuana a Tapachula me encontré con muchas mujeres afroamericanas, sí de toda América con sus hijas nacidas en Costa Rica, Chile y Brasil buscando llegar a Estados Unidos: esas sí van a ser mujeres de mundo, no una que por bilingüe ya se cree muy de aquellas.

Las mujeres transexuales y la población no cisheterosexual o de las disidencias sexuales son quienes más deben emplear estrategias para sobrevivir después de las mujeres y las niñas. Las condiciones de salud de estas personas están más allá de lo que podemos imaginar acá en el norte de México. Les vemos llegar después de que les aventaron comida al tren, que les alimentaron en refugios religiosos y que les cedieron un plato en alguna estación. Antes de llegar a México, muchas de estas personas estaban en peores condiciones. Hay que preguntarles con respeto para saber de primera mano cómo se logran esas miradas que, a muchas personas, parecen ajenas, pero no lo son.

¿What´s the T? de Tapachula a Tijuana se cuecen habas que no están dispuestos a oler en la mayoría de los espacios “de cultura y sociedad”; después del Tacaná hay almas que todos los días cruzan en espíritu porque el cuerpo se les quedó atrás; antes de Texas está Tamaulipas y todo, todito tiene manchas de sangre que no tendría para qué derramarse.

¿Qué protegemos cuando decimos “vida”? ¿a quiénes incluye esa protección? ¿hasta qué Pantone la vida sí y en cuál no? ¿quién eres tú para decidir que ellas y ellos pueden seguir sobreviviendo así?

Dejar preguntas abiertas es lo de hoy…

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