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Opinión

El último lector | ¡Zaz, Zaz, Zaz! Para la cátedra de un día feliz / Rael Salvador

Por: Rael Salvador

Más de 50 años en el negocio de la vida y no saber bien a bien de qué va la cosa, y una mañana te levantas y escuchas: “Quiero amor, alegría, buen humor./ No es tu dinero el que me hará feliz./ Quiero morir con la mano en el corazón:/ Vamos juntos, descubramos mi libertad…” Te dices, ¡puta madre, la canción que he estado tratando de concebir todos estos años ya está escrita, y se escucha como ninguna! ¡Y saltas de la cama, mueves el cuerpo entumecido, tu trasero choca con las paredes, tumbas libros y cantas en mal francés, das las gracias al perro, a la rentera, a los amigos, al los malditos pájaros! Porque es una canción que entra como el Sol de la heroína por las venas, como tres frescos litros de cerveza griega, ¡como el vino dorado de los dioses! y te revive los alambres, la tersa mucosa del cerebro, entonces te das cuenta que tienes pies, manos, ojos, caricias, culo, lengua, caminos, un millón de cosas por obsequiar, por descubrir… 

¡Cómo demonios no cantar con Zaz y sentir que es un amanecer diferente! “Ofréceme una suite en el Ritz, no la quiero./ Las joyas de la casa Chanel, no las quiero./ Ofréceme una limusina, ¿de qué me valdría?/ Papaparapapapara…/ Ofréceme personal, ¿qué haría con ellos?/ Una mansión en Neuchâtel, eso no es para mí./ Ofréceme la Torre Eiffel, ¿de qué me valdría?/ Papaparapapapara…” 

Sólo “quiero amor, alegría, buen humor…” 

Por esta canción me sumergiría en el vidriante lago de las galaxias, tomaría de la mano a quien más amo, sonreiríamos y atravesaríamos de vuelta el Universo y su loca colección de rocas imbéciles; llegaríamos tarde al concierto, nos abriríamos paso ante los miles de espectadores y, poquito después de la ardua travesía, ángel de la rana, sapos de candor alucinado, saltaríamos al escenario y… ¡esta canción la besaría en tu boca, sólo para que me la cantaras y el mundo fuera mejor!  

“Ofréceme una suite en el Ritz, no la quiero./ Las joyas de la casa Chanel, no las quiero./ Ofréceme una limusina, ¿de qué me valdría?/ Papaparapapapara…/ Ofréceme personal ¿qué haría con ellos?/ Una mansión en Neuchâtel, eso no es para mí./ Ofréceme la Torre Eiffel, ¿de qué me valdría?/ Papaparapapapara…/ Quiero amor, alegría, buen humor…/ No es su dinero el que me hará feliz./ Quiero morir con la mano en el corazón. /Vamos juntos, descubramos mi libertad./ Olvida entonces todas tus prejuicios./ Bienvenido a mi realidad./ Estoy cansada de sus buenos modales, es demasiado para mí./ Yo como con las manos y soy así./ Hablo fuerte y soy sincera, perdóname./ Atrás ha quedado la hipocresía, yo me largo de aquí./ Estoy cansada de las malas lenguas./ Mírame de cualquier manera, no estoy enfadada contigo./ Y yo soy así./ Quiero amor, alegría, buen humor./ No es su dinero el que me hará feliz./ Quiero morir con la mano en el corazón

Vamos juntos, descubramos mi libertad…”

¡Quieres amor, alegría y buen humor! “Je veux”, con la maravillosa Isabelle Geffroy, ¡Zaz!

raelart@hotmail.com

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